Buscavidas, boxeador, piloto de avión, de fórmula 1, pirata, embajador... La fascinante vida de Porfirio Rubirosa (1909-1965) llega de la mano del escritor Jaime Royo-Villanova en un libro homónimo cuyo revelador subtítulo lo define como el «único y verdadero» playboy de la historia.
No en vano, las andanzas de este bon vivant, casado cinco veces y que se codeó tanto con la flor y nata de la sociedad –amigo de Kennedy, Sinatra, Perón, el rey Faruk, los Rothschild o Rita Hayworth, entre otros– como con el lumpen –fue íntimo de personajes de más que dudosa honorabilidad– su currículo no tiene desperdicio.
Hijo de un militar dominicano reconvertido en diplomático y destinado al París de la Primera Guerra Mundial, de joven vivió el fervor de los años veinte antes de arruinarse. Regresó de polizón a Santo Domingo, se casó con Flor de Oro, hija del dictador Leonidas Trujillo, y se convirtió en embajador de su país.
Divorciado, huyó a Europa y atravesó España en plena guerra para robar joyas. Volvió a casarse cuatro veces, a arruinarse, a enriquecerse y a vivir, hasta que con poco más de 50 años murió a bordo de su Ferrari.
Ninguna amante tuvo un reproche
Flor de Oro: En el libro se cuenta que su primera mujer huyó de la habitación nupcial «al comprobar el tamaño del miembro que la apuntaba».
Zsa Zsa Gabor: La famosa actriz húngara decía que era imposible resistirse ante él. «Sientes que va a romper paredes, derribar montañas, dar la vuelta al mundo para alcanzarte. Es salvaje, impaciente y violento, pero te desea con el corazón. Es tan obstinado que no puedes protestar ni imponerte».
LA OTRA VERSION
Jugador de Polo, buceador, boxeador, influyente en los círculos intelectuales y del espectáculo a nivel internacional, sin dejar de ser un embajador para la República Dominicana, quizás sean atributos de una súper personalidad de estos tiempos, pero hablamos de Porfirio Rubirosa Ariza, un chico que salió de San Francisco de Macorís y de la nada fue reconocido globalmente por codearse entre los de alta sociedad de mediados del siglo XX.
Rubirosa, quien modestamente pasó por diversos estamentos durante la Época de Trujillo, sobresale por llegar a ser embajador de la República en naciones como Argentina y La Habana. Lo que no se explica en las enciclopedias o en los libros de historia es cómo este hombre se convierte en una personalidad reconocida a nivel mundial. Durante ese momento, las relaciones con estrellas de cine y mujeres ricas de la época eran regulares en él —estuvo en su mayoría con la actriz Zsa Zsa Gabor, siendo objeto de comidilla mediática en la llamada era de oro de la época.
Sin duda, un personaje que, sin ser de la llamada «jet set» internacional, conquistó a mujeres y las tuvo, literalmente, a sus pies. En él se encarna el hecho de que para salir con mujeres, no había que ser rico, sino aparentarlo. Todo un dominicano «agallú», en ese momento. Un corto clip de The Biography Channel —en inglés— así lo demuestra: