Madre a los 5 años. Caso Perú (1939)
Hace un par de semanas quedé sorprendidísima cuando me enteré que una parejita de niños británicos de 13 y 15 años había tenido un hijo y lo más sorprendente del caso es que recién han aparecido 8 chicos entre 13 y 16 años que dicen ser los posibles padres de la criatura. Eso me dejó de boca abierta.
Siempre que se habla de maternidad prematura, uno lleva a relacionarlo con el caso de Lina Medina, la madre más joven confirmada en la historia de la medicina.
Si no han escuchado hablar de ella, les cuento un poquito.
Ya finalizaba la década del 30 del siglo pasado en la región de Huancavelica, Perú. Lina tenía 5 años cuando Tiburcio Medina, su padre, alarmado porque su vientre estaba creciendo demasiado desde hacía un tiempo la llevó a una consulta con los brujos del pueblo.
Ella jugaba inocentemente con su muñeca de trapo mientras uno de los chamanes de la zona hacía movimientos extraños, miraba el cielo y establecía comunicación con el más allá. Los dioses de los Andes hablaron por su boca, la culparon del 'mal de Apu', dijeron que tenía una culebra en su pancita y que debían quitársela.
Sometieron a la nena a una infinidad de rituales ancestrales pero la culebra nunca se fue.
Así comenzaba esta asombrosa historia.
Lina en 1939
Su padre, cansado y desesperado, caminó dos días con su hijita al hombro en busca de un médico de verdad, así fue que llegó a Pisco.
Ahí conoció al Ginecólogo Gerardo Lozada, quien en un primer momento, muy extrañado por el tamaño de su vientre, supuso que la chiquita podría tener un fibroma –tumor benigno-.
El médico no daba crédito a los resultados de los exámenes que le realizó a la nena, su sorpresa fue tal que los repitió dos, tres, cinco, diez veces hasta convencerse. No se trataba de un tumor, increíblemente a tan tierna edad, Lina estaba embarazada de siete meses y medio.
Inmediatamente tomó el caso en sus manos y la trasladó a Lima donde consultó en un simposio con otros médicos y se dedujo que la nena había quedado embarazada a los cuatro años y ocho meses.
Sí, así como lo leen...
Claro, obviamente la pelvis y el canal de parto de la nena no estaban preparados para dar a luz de forma natural –su cuerpito era infantil- y el embarazo estaba muy avanzado, entonces los médicos planificaron la cesárea.
Es así que el 14 de mayo de 1939, la nena de cinco años, siete meses y veintiún días, dio a luz un hermoso varoncito de 2 kilos 700 gramos y 48 centímetros, muy bien formado y completamente sano, a quien le pusieron el nombre del partero, Gerardo.
Se transformó en un record que quedó registrado en la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología.
Los dos nenes -madre e hijo- estuvieron internados durante once meses en el Hospital y cuentan las enfermeras que Lina y su bebé se peleaban por los juguetes, obvio, eran dos criaturas que se llevaban apenas 5 años de diferencia.
Lina y su hijo en un chequeo médico en 1942.
Gerardo fue un niño absolutamente normal y muy inteligente que creció creyendo que era el hijo menor de sus abuelos Medina hasta los 10 años que se enteró que su verdadera madre era Lina.
La psicóloga autorizada a trabajar en el caso, observó luego de varios tests que la inteligencia de la nena era superior a la de los chicos de su edad y que su pequeño hijo presentaba un desarrollo psicológico superior al de los demás miembros de su comunidad.
Gerardo murió a los cuarenta años de una rara enfermedad medular que no tuvo nada que ver con su rarísimo nacimiento.
Yo me pregunto ¿Puede una criatura estar desarrollada para concebir un hijo a los cuatro años?
Según su madre, cuando Lina tenía dos añitos ya había desarrollado los caracteres sexuales secundarios, bello púbico y axilar, tenía pechos y menstruaba, por eso ella la enviaba a lavarse al río.
La biopsia de uno de sus ovarios que le realizaron durante la cesárea dio como resultado un desarrollo madurativo similar al de una mujer adulta. La razón de su precoz pubertad se debió a un desorden hormonal extraordinario de la glándula pituitaria.
Supongo que ustedes también se cuestionarán quien fue el padre de Gerardo, lo que se cae de maduro aunque no lo puedo certificar, es que Lina fue víctima de abuso sexual.
La policía investigó sin resultados positivos, no obstante, en su momento detuvo por varios días a su padre bajo sospecha de violación e incesto. Cuando fue liberado, las sospechas recayeron sobre uno de los hermanos de Lina, deficiente mental. Nunca hubo nada concluyente.
En su comunidad existió gente que creía que la nena era una suerte de Virgen María, que había concebido por obra y gracia del espíritu santo y hay quienes aún creen en su poblado que Gerardo fue hijo del Dios Sol.
Lina se casó a los 33 años con Raúl Jurado y a los 39 tuvo otro hijo.
Con su marido construyeron una casa que fue destruida en la década del ochenta para construir una autopista y jamás recibieron una indemnización. Hoy vive en la pobreza, hacinada en un asentamiento periférico de Lima.
Lina en 1967.
Ni ella ni sus padres aceptaron nunca ofertas económicas para presentarse en público.
Fueron tentados con una oferta de 4,000 USD -de esa época- para ser exhibidos en la Feria Mundial de New York de 1939 (la que rechazaron). Pero sí aceptaron una de 5,000 USD para que madre e hijo viajaran a ser investigados a Estados Unidos. El tema es que intervino el gobierno peruano y decretó que los pequeños estaban en peligro moral y dictó una ley para quedarse con la tutela de la menor bajo la promesa de otorgar una pensión vitalicia a ambos, cosa que el presidente de ese entonces, el General Oscar Benavides no cumplió y Lina y su hijo nunca recibieron un centavo.
Recién en el año 2002 se aceleraron los trámites para que ella reciba una pensión vitalicia. Lo hizo el ginecólogo José Sandoval, que escribió el libro “Madre a los 5 años” basándose en esta historia y comenzó a presionar al gobierno para que pagaran su deuda pendiente.
“Aún estamos a tiempo de reparar el daño que le hizo el Estado condenándola a la miseria” dijo en una entrevista.
Lina hoy tiene 75 años y sigue silenciando su aberrante historia, víctima de tabúes, sociedad y creencias populares peruanas de los años 30 y 40.
La impunidad de ese crimen marcó a esta mujer de por vida y lo que es peor, en el mundo hay millones de personas que han crecido con este estigma.
Hace un par de semanas quedé sorprendidísima cuando me enteré que una parejita de niños británicos de 13 y 15 años había tenido un hijo y lo más sorprendente del caso es que recién han aparecido 8 chicos entre 13 y 16 años que dicen ser los posibles padres de la criatura. Eso me dejó de boca abierta.
Siempre que se habla de maternidad prematura, uno lleva a relacionarlo con el caso de Lina Medina, la madre más joven confirmada en la historia de la medicina.
Si no han escuchado hablar de ella, les cuento un poquito.
Ya finalizaba la década del 30 del siglo pasado en la región de Huancavelica, Perú. Lina tenía 5 años cuando Tiburcio Medina, su padre, alarmado porque su vientre estaba creciendo demasiado desde hacía un tiempo la llevó a una consulta con los brujos del pueblo.
Ella jugaba inocentemente con su muñeca de trapo mientras uno de los chamanes de la zona hacía movimientos extraños, miraba el cielo y establecía comunicación con el más allá. Los dioses de los Andes hablaron por su boca, la culparon del 'mal de Apu', dijeron que tenía una culebra en su pancita y que debían quitársela.
Sometieron a la nena a una infinidad de rituales ancestrales pero la culebra nunca se fue.
Así comenzaba esta asombrosa historia.
Lina en 1939
Su padre, cansado y desesperado, caminó dos días con su hijita al hombro en busca de un médico de verdad, así fue que llegó a Pisco.
Ahí conoció al Ginecólogo Gerardo Lozada, quien en un primer momento, muy extrañado por el tamaño de su vientre, supuso que la chiquita podría tener un fibroma –tumor benigno-.
El médico no daba crédito a los resultados de los exámenes que le realizó a la nena, su sorpresa fue tal que los repitió dos, tres, cinco, diez veces hasta convencerse. No se trataba de un tumor, increíblemente a tan tierna edad, Lina estaba embarazada de siete meses y medio.
Inmediatamente tomó el caso en sus manos y la trasladó a Lima donde consultó en un simposio con otros médicos y se dedujo que la nena había quedado embarazada a los cuatro años y ocho meses.
Sí, así como lo leen...
Claro, obviamente la pelvis y el canal de parto de la nena no estaban preparados para dar a luz de forma natural –su cuerpito era infantil- y el embarazo estaba muy avanzado, entonces los médicos planificaron la cesárea.
Es así que el 14 de mayo de 1939, la nena de cinco años, siete meses y veintiún días, dio a luz un hermoso varoncito de 2 kilos 700 gramos y 48 centímetros, muy bien formado y completamente sano, a quien le pusieron el nombre del partero, Gerardo.
Se transformó en un record que quedó registrado en la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología.
Los dos nenes -madre e hijo- estuvieron internados durante once meses en el Hospital y cuentan las enfermeras que Lina y su bebé se peleaban por los juguetes, obvio, eran dos criaturas que se llevaban apenas 5 años de diferencia.
Lina y su hijo en un chequeo médico en 1942.
Gerardo fue un niño absolutamente normal y muy inteligente que creció creyendo que era el hijo menor de sus abuelos Medina hasta los 10 años que se enteró que su verdadera madre era Lina.
La psicóloga autorizada a trabajar en el caso, observó luego de varios tests que la inteligencia de la nena era superior a la de los chicos de su edad y que su pequeño hijo presentaba un desarrollo psicológico superior al de los demás miembros de su comunidad.
Gerardo murió a los cuarenta años de una rara enfermedad medular que no tuvo nada que ver con su rarísimo nacimiento.
Yo me pregunto ¿Puede una criatura estar desarrollada para concebir un hijo a los cuatro años?
Según su madre, cuando Lina tenía dos añitos ya había desarrollado los caracteres sexuales secundarios, bello púbico y axilar, tenía pechos y menstruaba, por eso ella la enviaba a lavarse al río.
La biopsia de uno de sus ovarios que le realizaron durante la cesárea dio como resultado un desarrollo madurativo similar al de una mujer adulta. La razón de su precoz pubertad se debió a un desorden hormonal extraordinario de la glándula pituitaria.
Supongo que ustedes también se cuestionarán quien fue el padre de Gerardo, lo que se cae de maduro aunque no lo puedo certificar, es que Lina fue víctima de abuso sexual.
La policía investigó sin resultados positivos, no obstante, en su momento detuvo por varios días a su padre bajo sospecha de violación e incesto. Cuando fue liberado, las sospechas recayeron sobre uno de los hermanos de Lina, deficiente mental. Nunca hubo nada concluyente.
En su comunidad existió gente que creía que la nena era una suerte de Virgen María, que había concebido por obra y gracia del espíritu santo y hay quienes aún creen en su poblado que Gerardo fue hijo del Dios Sol.
Lina se casó a los 33 años con Raúl Jurado y a los 39 tuvo otro hijo.
Con su marido construyeron una casa que fue destruida en la década del ochenta para construir una autopista y jamás recibieron una indemnización. Hoy vive en la pobreza, hacinada en un asentamiento periférico de Lima.
Lina en 1967.
Ni ella ni sus padres aceptaron nunca ofertas económicas para presentarse en público.
Fueron tentados con una oferta de 4,000 USD -de esa época- para ser exhibidos en la Feria Mundial de New York de 1939 (la que rechazaron). Pero sí aceptaron una de 5,000 USD para que madre e hijo viajaran a ser investigados a Estados Unidos. El tema es que intervino el gobierno peruano y decretó que los pequeños estaban en peligro moral y dictó una ley para quedarse con la tutela de la menor bajo la promesa de otorgar una pensión vitalicia a ambos, cosa que el presidente de ese entonces, el General Oscar Benavides no cumplió y Lina y su hijo nunca recibieron un centavo.
Recién en el año 2002 se aceleraron los trámites para que ella reciba una pensión vitalicia. Lo hizo el ginecólogo José Sandoval, que escribió el libro “Madre a los 5 años” basándose en esta historia y comenzó a presionar al gobierno para que pagaran su deuda pendiente.
“Aún estamos a tiempo de reparar el daño que le hizo el Estado condenándola a la miseria” dijo en una entrevista.
Lina hoy tiene 75 años y sigue silenciando su aberrante historia, víctima de tabúes, sociedad y creencias populares peruanas de los años 30 y 40.
La impunidad de ese crimen marcó a esta mujer de por vida y lo que es peor, en el mundo hay millones de personas que han crecido con este estigma.